domingo, 11 de julio de 2010
LA PACIENCIA DEL ACTOR
A Carlos Álvarez-Nóvoa le debemos no sólo la creación de un personaje, el sabio mudo, que construimos durante años a su imagen y semejanza física, sino su lección de paciencia y educación. Véase el rodaje del cortometraje, durante el cual asiste impertérrito y concentrado a los sucesivos pormenores de la grabación de la secuencia previa a su inmolación, con un activo protagonismo del "peluche", animal presuntamente invisible y "alter ego" de los autores por su afán de protagonismo.
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