
El caso es que los textos de la citada cuña no se corresponden a lo que hacemos en esta casa: básicamente se trata de un meloso lugar común detrás de otro, con palabras como "leyenda","páramo","tesoros"...: otra vez ha habido que bajar a Anita la guionista del techo, adónde se ha elevado en defensa propia. En fin, como suponíamos, no se han enterado de nada. El programa tiene como hilo conductor a un animal invisible y abren con la frase "Un hombre sabio (sic) decidió emprender un viaje...". ¡Y el fondo musical es de Ennio Morricone! (como aspiraba el alcalde de Stromboli: ver mi entrada de diciembre "¡Todo nueeeevo!").
Mañana mismo me dejo largas las venas y nos ponemos a impedir que se sigan emitiendo: no les corresponde producir las "promos", y de hecho no han emitido ni una sola de las elaboradas por nosotros para cada capítulo. Ya está bien de deferencias inútiles. Desincrustamos a Ana, le damos de cenar a Hugo y Héctor y nos lanzamos a la siguiente aventura. En cuanto tengamos un hueco, pues.
Pd. Pues quiere el azar que "El sabio mudo" fuera el título de un guión de ficción que ibamos a rodar y que sabe dios si rodaremos. Nos queda un story board de lujo (de Pedro Camello), una localización de ensueño (la casa familiar de los Santiago, en Quintana de la Serena) y el equipo con el que hicimos "La ilusión". Pero nos falta esto último y un buen número de euros, que ahora preferimos gastarnos en, como mínimo, una cubertería.
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